Bueyes y rosas dormían


Bueyes y rosas dormían, de Cristina Sánchez-Andrade. Publicado en 2001 por Siruela, 329 págs.

Todavía recuerdo la sensación de extrañeza que me produjeron las primeras páginas de esta novela, me parecía que iniciaba la lectura de un largo poema. Era como si todas las palabras escritas pasaran alegremente por una especie de delicado filtro sensorial que transformaba el libro en algo distinto, difícil de detectar para el ojo desacostumbrado, pero todo eso sin perder en ningún momento la continuidad expresiva de una narración literaria. 

¿Era un poema o una novela?  Las dos cosas.

El personaje central de este libro onírico es Pueblo que es precisamente un pequeño pueblo que contiene a todos y cada uno de los variados personajes. Pueblo es un sitio extraño donde pasan cosas que solo parecen ocurrir en los sueños más extravagantes: sobre la arena hay una enorme ballena blanca que se encuentra encallada como si fuese una embarcación biológica, el acalde del pueblo hace una declaración pública en donde prohíbe la muerte, a un monasterio de monjas llega un enano con dos tinajas repletas de sangre, una  de las monjas quiere ser madre, un hombre camina de arriba para abajo con un paraguas sobre la cabeza, una anciana enloquecida por la nostalgia cava todos los días el jardín de su hija y se entierra ahí como planta, una niña se cree pájaro y vive arriba de un palo que da moras, etc. 

Estos son solo algunos de los personajes que, con una narración exquisita (a ratos simplemente enigmática), la autora va exponiendo con sus contradicciónes y absurdas esperanzas, retratando en sus derrotas y pírricas victorias. Son extraños, sí, pero si uno se fija con atención descubre con inquietante asombro que son los seres más normales del mundo: personajes raros e insatisfechos que buscan o ahnelan sin saber muy bien qué o por qué.

¿Es un poema o una novela? Más parece la crónica hiperrealista de un sueño misterioso y psicodélico; en suma, pareciera un espejo –estilizado tal vez– de nuestras propias biografías insatisfechas. 

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