Perderá

Perderá: Cuatro biografías de la derrota




Perderá es una novela publicada en 2015 y escrita por el mexicano Celso Santajuliana, el libro arranca con el siguiente epígrafe entre sus primeras páginas: …ninguna derrota es la última…, terrible adagio que el autor atribuye a la experiencia popular. En cierta manera esa escueta frase es la síntesis más precisa de esta novela.

En la Ciudad de México, José, un hombre con una particular y exótica variación del trastorno disociativo de la personalidad, asiste a la cita semanal con su psiquiatra, Erin, e inicia a relatar la vida de tres personajes (Daniel, Crisóstomo y Ramiro) marcados por un signo en común: vivir para perder. Los tres, desde luego, son versiones de sí mismo. Los tres, también, son perdedores natos, desgraciados que tal y como escribe el propio autor en la dedicatoria, nacieron “a la izquierda de la alegría”.

El libro transcurre entre dos planos temporales, por un lado, el plano presente e inmediato nos muestra la relación con tintes sexuales y finalmente amorosos entre José y su “pobre loquera triste”, que es como el protagonista nos describe a Erin; por otro, a través del relato del propio José hacia su psiquiatra, se va desplegando el plano pasado, el de la nostalgia y la pérdida. Allí conoceremos primero a Daniel, el joven que tuvo la oportunidad de volverse jugador de fútbol profesional; luego, a Crisóstomo, el guerrillero sin convicción que vio morir un amor y una posible revolución; y, finalmente, a Ramiro, el hombre destinado a presenciar la decadencia y muerte de sus padres.

La novela es fluida y salvo por la inusual forma en que está escrita –carente de mayúsculas, comas, puntos y cualquier otro elemento creado para lograr claridad en la escritura–, su lectura no presenta mayores dificultades, pese a ello calificar esta novela como amena sería un error. Es cierto que en sus páginas algunos pueden encontrar algo de gracia resignada, pero esto solo le ocurrirá a aquellos que han aprendido a reír ante la adversidad porque en cierto sentido han perdido tanto que incluso perdieron la tristeza, para el resto, este libro es una atroz y contumaz apología del fracaso: algo no apto para espíritus propensos al optimismo.

El inesperado y eficaz giro en el argumento al final del libro le da a esta novela un memorable y agradable cierre.

Alguna vez asistí junto con algunos amigos a un curso de escritura impartido por el autor, en esa ocasión escuché con reveladora y humorística perplejidad a Celso decir con toda seriedad que quien se mataba a los ochenta era un cobarde, pero quien lo hacía a los quince era un visionario, luego de decirlo se volvió hacia nosotros, jóvenes imberbes aún, y dirigiéndonos una risa cordial nos dijo: Ya se les pasó su oportunidad.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La niña blanca y los pájaros sin pies

El Sur: reseña de mi cuento favorito

La insoportable levedad del ser